En medio del creciente miedo y la incertidumbre que rodea a las familias peruanas, una cifra alarmante refleja la gravedad de la situación: entre enero y julio de este año, han desaparecido más de 3.300 mujeres en Perú, lo que supone un escándalo por cada 100,000 habitantes. La crisis se ha convertido en una pesada carga para el país, con consecuencias devastadoras para las víctimas y sus seres queridos.
De acuerdo al Sistema de Denuncias Policiales (Sidpol), entre los siete meses que van desde el inicio del año hasta julio, se han presentado 7.137 denuncias relacionadas con la desaparición de mujeres. Aunque es posible que algunas de estas personas hayan sido encontradas vivas o fallecidas, la realidad es que más de 3.300 casos siguen sin resolver, sumiendo a las familias en un estado de angustia y desesperación.
La cifra es aún más alarmante si se considera que Perú cuenta con una población total de 35 millones de habitantes. Esto significa que la probabilidad de que una mujer desaparezca es significativamente alta, lo que refleja la gravedad de la crisis y la necesidad urgente de implementar medidas efectivas para prevenir estas desapariciones.
La situación no solo afecta a las mujeres adultas. La crisis también ha llevado a la desaparición de niños, niñas y adolescentes en Perú, con un total de 6.437 casos registrados entre enero y julio. Aunque la policía ha reportado el rescate de 3.419 menores, la cantidad de casos sin resolver es aún significativamente alta.
La desaparición de personas, especialmente mujeres y niñas, es un tema que ha sido objeto de atención en todo el mundo. Sin embargo, Perú es uno de los países con mayor tasa de desaparecidos por cada 100,000 habitantes. Esto es particularmente alarmante si se considera que la sociedad peruanita ya enfrentaba una serie de problemas sociales y económicos antes de esta crisis.
La falta de seguridad, la pobreza y la marginación son solo algunos de los factores que pueden contribuir a la desaparición de personas en Perú. Sin embargo, es importante destacar que la responsabilidad última recae en aquellos que cometen estos delitos. La sociedad peruanita debe unirse para condenar estas acciones y trabajar juntos para prevenir futuras desapariciones.
Esperamos que las autoridades peruanas tomen medidas efectivas para abordar esta crisis y rescatar a aquellas personas que siguen sin aparecer. La búsqueda de justicia y la protección de los derechos humanos deben ser priorizadas en este proceso.